Natalia, de 72 años, se despertó este domingo en Kiev a las 6 de la mañana (hora local) con el sonido de los potentes bombardeos rusos, los primeros desde finales de abril en la capital ucraniana, que recuperaba su ritmo de vida normal en plena guerra contra Rusia. Uno de los objetivos fue una infraestructura ferroviaria 10 kilómetros al sureste del centro de la capital. Rusia afirma haber destruido con sus bombardeos aéreos blindados entregados a Ucrania por los países de Europa del Este.
El ejército ucraniano instaló un corredor de seguridad en la capital y los bomberos pudieron sofocar el fuego hacia las 09H00 locales (06H00 GMT). "Escuché seis explosiones a las 05H57 de la mañana", cuenta a la AFP Natalia, una antigua empleada de la instalación bombardeada que, como el resto de testigos interrogados por la AFP en el lugar, no quiere dar su apellido, ya que está prohibido divulgar información de los sitios bombardeados hasta diez horas después.
Las primeras noticias no daban parte de muertos. Una persona está hospitalizada con heridas, anunció en Telegram el alcalde de Kiev, Vitali Klitschko.
Último bombardeo el 28 de abril
Todos los cristales de un inmueble de fachada rosa de diez plantas saltaron por los aires. No muy lejos de allí, una mujer limpia la calle de vidrios, delante de un centro cultural. Leonid, de 63 años, trabajó 45 años en la instalación bombardeada de la capital: "No hay nada militar allí, bombardean cualquier cosa", cuenta con rabia.
La capital sufrió su último bombardeo el 28 de abril, el día de la visita del secretario general de Naciones Unidas, Antonio Guterres.
Después de huir de los bombardeos rusos a principio de la guerra desencadenada por Moscú el 24 de febrero, casi dos tercios de los 3,5 millones de habitantes de Kiev han regresado a la capital, indicó Klitschko el 10 de mayo. También han regresado las embajadas de los países occidentales.
Las tropas rusas levantaron el cerco sobre la capital ucraniana y el norte del país a finales de marzo, para concentrar sus esfuerzos en el Donbás, en el este, que los separatistas prorrusos controlan parcialmente desde 2014.
Klitschko señaló, sin embargo, que las autoridades no pueden dar garantías de seguridad a los habitantes. Por su parte, varios responsables ucranianos afirman que Rusia no abandonó su ambición de tomar Kiev. Leonid dice que no tiene miedo porque "ya viví mi vida", pero le preocupan sus nietos. "No sabemos si volverán, es imprevisible".
"La gente tiene miedo"
Tetiana, 58 años, observa desde su balcón las ventanas que estallaron en su inmueble de ladrillo blanco, a pocos metros del lugar de la explosión. Esta mujer vive en Polonia pero llegó a la capital, Kiev para asistir al nacimiento de varios bebés de sus conocidos. Cuando escucharon las explosiones, todos los vecinos salieron a la calle, explica.
Un departamento de otro edificio tiene también muchas de sus ventanas rotas por los bombardeos de Rusia. Allí vive Vassyl, de 43 años. "La gente ahora tiene miedo", suspira, con dos panes en una bolsa.
Ucrania dice que necesita ayuda occidental "constante"
Las autoridades ucranianas aseguraron este domingo que su conflicto con Rusia se convirtió en una guerra de desgaste y que necesitan un envío constante de ayuda militar hasta que derroten al ejército ruso.
Estados Unidos y numerosos Estados europeos enviaron armas a las autoridades ucranianas, además de recursos económicos para que modernicen su ejército, aunque se muestran cautelosos con estos envíos para no ser considerados países cobeligerantes.
Washington anunció esta semana un nuevo paquete de ayuda militar para contrarrestar los ataques de Rusia, valorado en 700 millones de dólares, que incluye lanzamisiles de largo alcance, helicópteros, radares de vigilancia aérea, misiles antitanque Javelin y otras armas.
Las autoridades de Rusia advirtieron que los nuevos envíos de armas a Ucrania pueden convertir a Estados Unidos en un país cobeligerante y que atacarán nuevos objetivos si continúan con estos envíos de armas.