El fundador de WikiLeaks, Julian Assange, está un paso más cerca de la extradición a Estados Unidos que lleva diez años intentando evitar, ya que la justicia británica emitió el miércoles la orden formal de entregarlo a Washington.
Eso fue precisamente lo que hizo el miércoles el juez Paul Goldspring durante una vista de apenas siete minutos en el tribunal de Magistrados de Westminster.
La defensa de Assange tendrá ahora hasta el 18 de mayo para presentar alegaciones a Patel, con la esperanza de que se oponga a la entrega. Una vez anunciada su decisión, tendrán 14 días para intentar recurrirla. También podrían buscar una nueva apelación sobre otros aspectos jurídicos.
Vestido con chaqueta y corbata, el australiano apareció por vídeoconferencia desde la cárcel londinense de Belmash.
Allí está recluido desde su espectacular detención en abril de 2019 por la policía británica en la embajada de Ecuador en Londres, después de que el entonces presidente Lenín Moreno le retirase la protección que le había concedido su predecesor Rafael Correa.
Violando las condiciones de su libertad condicional en el Reino Unido, el fundador de WikiLeaks se refugió en la legación ecuatoriana en 2012 para evitar ser extraditado a Suecia por cargos de violación que después fueron abandonados.
Negando dichos cargos, ya entonces afirmó temer que todo fuese una estrategia para entregarlo a Estados Unidos.
¿Periodista o pirata informático?
Varias decenas de simpatizantes se manifestaron a las puertas del tribunal con pancartas que pedían "No extraditar a Assange".
"Sin personas como Julian, nunca sabremos la verdad y nuestros gobiernos pueden pisotearnos mintiéndonos", dijo a la AFP uno de ellos, Val, jubilada de 73 años que no quiso dar su apellido.
La justicia estadounidense quiere juzgarlo por difundir a partir de 2010 más de 700.000 documentos secretos sobre las actividades diplomáticas y militares estadounidenses, en particular en Irak y Afganistán.