El movimiento islamista libanés, Hezbolá, confirmó este sábado la muerte de su jefe, Hasán Nasralá, en un bombardeo israelí la víspera en los suburbios del sur de Beirut, bastión del grupo proiraní, horas después de que Israel anunciara que lo había matado.
Hezbolá, archienemigo de Israel, anunció oficialmente el deceso de su jefe, más de 19 horas después de que las fuerzas israelíes bombardearan su cuartel general, en un barrio densamente poblado de la periferia sur de la capital libanesa.
Nasralá, desaparecido desde el viernes en Beirut
Una fuente próxima al movimiento proiraní, había afirmado anteriormente que "se perdió el contacto" con Nasralá, desde el viernes por la noche.
Horas antes, el ejército isarelí afirmó que había matado al líder de Hezbolá.
El grupo islamista palestino Hamás,M tachó el asesinato de Nasralá de "acto terrorista cobarde".
Hasán Nasralá, de 64 años, era un hombre muy poderoso y venerado en Líbano. Líder de Hezbolá desde 1994, vivía en la clandestinidad desde hace años y aparecía pocas veces en público.
Cambios en liderazgo militar de Hezbolá
Según un comunicado militar israelí, Ali Karake, presentado como el comandante del frente sur de Hezbolá, y otros dirigentes del movimiento, murieron junto a Nasralá.
El ejército afirmó acto seguido que la "mayoría" de los altos dirigentes del grupo chiita fueron "eliminados" en las operaciones israelíes de los últimos meses.
El ejército difundió imágenes del ministro de Defensa, Yoav Gallant, de Herzi Halevi y del jefe del ejército del aire, Tomer Bar, reunidos en un centro de mando durante la operación contra Nasralá, bautizada "Nuevo orden".
El ejército israelí, lanzó el lunes una campaña de bombardeos masivos contra Hezbolá en Líbano, tras un año de enfrentamientos transfronterizos con el movimiento libanés.
Hezbolá abrió un frente contra Israel al inicio de la guerra en Gaza, desencadenada por el ataque contra Israel de su aliado Hamás el 7 de octubre de 2023. Desde entonces, prometió continuar "hasta que termine la agresión israelí en Gaza".
Israel afirma por su parte que, con sus bombardeos, busca restablecer la seguridad en el norte del país, blanco de los disparos de Hezbolá, y permitir que decenas de miles de habitantes que tuvieron que dejar la zona puedan volver a sus hogares.
Hezbolá respaldado por Irán
Hezbolá, financiado y armado por Irán, fue creado en 1982 a iniciativa de los Guardianes de la Revolución, el ejército ideológico de la República Islámica.
El guía supremo iraní, el ayatolá Ali Jamenei, denunció el sábado "la estrechez de miras" de la política israelí, tras el anuncio de la muerte de Nasralá, pero sin mencionar el nombre del dirigente.
Capacidad para disparar
El bombardeo israelí del viernes destruyó decenas de edificios, obligó a cientos de personas a abandonar sus hogares y dejó al menos seis muertos según un balance oficial libanés.
El ejército israelí afirmó que apuntaba a inmuebles residenciales que albergaban depósitos de armas de Hezbolá, algo que el movimiento proiraní niega.
Tras una noche de intensos bombardeos, la periferia sur de Beirut fue de nuevo blanco de ataques israelíes el sábado.
El movimiento chiita anunció por su parte que disparó cohetes contra un kibutz israelí y varias posiciones militares en el norte de Israel. Pero la mayoría de los cohetes suelen ser interceptados.
Las autoridades europeas recomendaron a las aerolíneas que eviten los espacios aéreos de Líbano y de Israel al menos "hasta el 31 de octubre".
140 objetivos
Este sábado, el ejército israelí indicó que había bombardeado "140 objetivos de Hezbolá" desde el viernes por la noche en el sur y el este de Líbano, y afirmó que mató a uno de los comandantes del movimiento proiraní y a su adjunto en un ataque en el sur.
Además, sus aeronaves sobrevolaron el aeropuerto de Beirut, para impedir que Irán envíe cargamentos de armas para Hezbolá, explicó el ejército.
Desde el lunes, los bombardeos israelíes han dejado más de 700 muertos, mayoritariamente civiles, según el Ministerio libanés de Salud.
Y en un año de enfrentamientos entre Israel y Hezbolá, han muerto más de 1.500 personas, un saldo superior al provocado por la última guerra entre ambos en 2006.
El conflicto en Gaza estalló tras el ataque de Hamás contra Israel del 7 de octubre, que dejó 1.205 muertos en Israel, en su mayoría civiles, según un recuento de la AFP basado en cifras oficiales israelíes, incluyendo el de rehenes fallecidos o asesinados.
De las 251 personas secuestradas, 97 siguen en Gaza, 33 de las cuales han sido declaradas muertas por el ejército.
En represalia, Israel lanzó una ofensiva en la Franja de Gaza que ha dejado hasta el momento 41.586 muertos, la mayoría civiles, según datos del Ministerio de Salud del gobierno de Hamás, considerados fiables por la ONU.