En abril de 2022 ante la Torre Eiffel en Francia, el presidente Emmanuel Macron prometió unir a los franceses, tras derrotar a la ultraderechista Marine Le Pen, pero justo un año después su impopular reforma de las pensiones lo sumió en una profunda crisis.
Pero no lo hizo. Las caceroladas que lo persiguen a cada acto desde la semana pasada muestran un malestar con la forma de gobernar del liberal, quien endureció por decreto las reglas para acceder a una pensión completa pese al rechazo popular.
Y aunque todavía quedan cuatro años para la elección presidencial de 2027, a la que Macron no puede presentarse, "la hipótesis de que [Marine Le Pen] pueda llegar al poder no puede descartarse", dijo en Radio Classique el analista demoscópico Bernard Sananès.
El "punto de inflexión" en el último año, según Sananès, fue el uso en marzo del artículo 49.3 de la Constitución para adoptar el retraso de la edad de jubilación de 62 a 64 años sin el voto del Parlamento, que temía perder.
Esta decisión desplomó su popularidad. Con un 26%, se acerca a su nivel más bajo desde la protesta social de los "chalecos amarillos" que sacudió su primer mandato y dejó imágenes como los destrozos en el Arco del Triunfo en diciembre de 2018.
Esta crisis comenzó a forjar la imagen de presidente "autoritario" y "desconectado" de la realidad, que sus oponentes le achacan, pero que logró reconducir con la gestión de la pandemia y de los efectos de la invasión rusa de Ucrania.
Desde la imposición de su ley, las protestas se radicalizaron y pasaron de criticar su reforma a reprobarlo. Una mayoría de franceses, según los sondeos, lo considera responsable de los disturbios por no escuchar el rechazo popular.
- "Más aislado que nunca" -
Este lunes, la prensa en Francia destacaba que Macron está "más aislado que nunca", como subraya el diario de izquierda Libération, y se preguntaba cómo conseguirá relanzar su segundo mandato hasta 2027.
El mandatario se dio 100 días "de apaciguamiento, de unidad, de ambición y de acción", hasta la fiesta nacional del 14 de julio. Su primera ministra, Élisabeth Borne, --más impopular-- presentará el miércoles su hoja de ruta posreforma.
El presidente de 45 años reanudó además sus desplazamientos en Francia para presentar su nuevo "rumbo", centrado en educación, reindustralización, trabajo o salud, y recuperar terreno político, pese al concierto de cacerolas.
Pero corre riegos. Philippe Moreau-Chevrolet, profesor en Sciences Po, indicó a AFP que "podría perder aún más el vínculo con el país", aunque las protestas en cada viaje podrían permitirle "fidelizar" su electorado al aparecer como "un tipo estable".
Sin mayoría absoluta en el Parlamento desde junio, esto podría además, según el experto, recuperar el respaldo de la oposición de derecha de Los Republicanos (LR), apoyo clave en la reforma de las pensiones pero que salió dividida de este trámite.