Los objetivos de erradicar el hambre y reducir las emisiones de gases de efecto invernadero en la agricultura no se alcanzarán en 2030 si ésta no "se vuelve más eficiente", afirman en un informe la Agencia de la ONU para la Alimentación (FAO) y la OCDE. En un documento sobre perspectivas agrícolas publicado el miércoles, estiman que "la productividad agrícola mundial tendrá que aumentar un 28% en la próxima década" para eliminar la hambruna y reducir masivamente las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI), según la trayectoria fijada por el Acuerdo de París sobre el clima.
El aumento del rendimiento de los cultivos a nivel mundial tendría que pasar del 13% al 24% en 2022-2031, y la productividad ganadera tendría que aumentar un 31%.
"Si se mantiene el statu quo, el Objetivo de Desarrollo Sostenible ODS-2 'Hambre Cero' de la ONU no se alcanzará en 2030, y las emisiones de GEI agrícolas seguirán aumentando", advierten la FAO y la OCDE.
Ambas organizaciones esperan que la producción agrícola mundial aumente una media del 1,1% anual entre 2022 y 2031, principalmente en los países de ingresos bajos y medios.
Las "inversiones para aumentar el rendimiento y la mejor gestión de las explotaciones deberían impulsar la producción de cultivos", afirman.
En el caso de algunas regiones, como América Latina y el Caribe, el informe señala "un gran potencial para ampliar la producción, aunque la pobreza frena el consumo de alimentos".
Por otro lado, a nivel global, se espera que la producción ganadera y pesquera aumente un 1,5% anual, sobre todo gracias a una gestión más eficaz del ganado y a métodos de alimentación más intensivos.
Estas perspectivas de crecimiento presuponen "un mayor acceso a los insumos (como los fertilizantes) y unas inversiones en tecnología, infraestructuras y formación que aumenten la productividad".
Sin embargo, la guerra en Ucrania ha hecho que los precios de la energía y de los insumos se disparen, y una subida prolongada "aumentará los costes de producción y podría limitar el crecimiento" en los próximos años, advierten la FAO y la OCDE, lo que podría alterar sus previsiones.