"¡Gracias a todos por sus mensajes! ¡Gracias a la policía!": el canal de televisión de Ecuador TC, cuyos estudios en Guayaquil fueron copados por una banda criminal, retomó este jueves sus emisiones en un ambiente de emoción y de "reconocimiento".
"Gracias también a las fuerzas militares y policiales por su profesionalismo y trabajo impecable", subrayó la periodista con la voz quebrada y luciendo un traje oscuro.
"En menos de 15 minutos" los policías y militares "sometieron a quienes pretendieron sembrar el terror y controlaron estas instalaciones devolviéndonos a nuestros hogares para volver a abrazar, sí, a abrazar, a nuestras familias".
- "Espectadores del terror" -
La antena local del canal estatal fue atacada en directo el martes por una quincena de hombres armados y encapuchados que se declararon miembros de bandas y amenazaron con ejecutar a periodistas y otros integrantes del personal a los que tomaron como rehenes.
Las espectaculares imágenes del ataque dieron la vuelta al mundo y agravaron la crisis de inseguridad sin precedentes que atraviesa Ecuador por el enfrentamiento entre las bandas criminales ligadas al narcotráfico y el Estado.
La rápida intervención de las fuerzas del orden permitió poner fin a la toma de rehenes sin provocar víctimas y condujo a la detención de 13 de los atacantes.
"Justo cuando llegué vi entrar a esta gente y corrí a esconderme en el segundo piso junto a otras 14 personas", mientras otra veintena de empleados del canal se refugiaban en los baños, narró el productor Marlon Acosta.
Fue en vano: tras destrozar las puertas, los atacantes se apoderaron de los funcionarios y los tomaron como rehenes, no sin antes golpearlos con las culatas de sus armas.
Hubo al menos cinco disparos, aparentemente al aire.
Quedan en la memoria algunas imágenes emblemáticas, como los signos hechos con los dedos de ambas manos frente a las cámaras por los atacantes, aludiendo a sus respectivas bandas.
O la escopeta colocada en la cabeza de un desafortunado reportero, José Luis Calderón.
Desde entonces, TC televisión, a través de un comunicado de prensa, prohibió formalmente a sus empleados hablar con la prensa, mientras la policía continúa su investigación.
- Aficionados y adolescentes -
El corresponsal de la AFP pudo presenciar el operativo policial de liberación de los rehenes.
Un primer atacante fue rápidamente detenido por la policía e inmediatamente interrogado sobre el número de sus cómplices, las armas que llevaban y si estaban planeando otros hechos de ese tipo en la ciudad.
El oficial comunicaba instrucciones por teléfono, en particular para movilizar otras unidades.
"Es fácil atacar a civiles", gritó uno de los agentes a los pandilleros.
A medida que iban avanzando, policías y soldados detenían uno tras otro a los atacantes, que se rendían sin ofrecer resistencia e inmediatamente eran derribados al suelo, registrados y parcialmente desnudados para comprobar posibles tatuajes en forma de tigres o lobos, símbolos de sus pandillas (Tiguerones y Lobos).
Su amateurismo y sus dudas facilitaron la intervención de la policía, subrayó esta fuente. "Cuando se vieron rodeados, tuvieron miedo y no supieron qué hacer”.
Según las autoridades, sus edades oscilaban entre los 16 y los 25 años.