Marginales durante mucho tiempo, las técnicas para reducir o eliminar el CO2 en la atmósfera prosperan debido a la incapacidad humana de contener las emisiones de gases de efecto invernadero, responsables del calentamiento del planeta.
- Prevenir o curar -
¿Hay que impedir que el carbono contamine la atmósfera o bien limpiarlo una vez el daño está hecho? Esta es la principal diferencia entre el CCS y el DAC.
La CCS atrapa en la salida de las fábricas el carbono emitido por la combustión de energías fósiles o por los procedimientos industriales antes de que llegue a la atmósfera.
En cambio, el DAC extrae el CO2 una vez ya ha llegado al aire, a través de grandes ventiladores y procedimientos químicos. Pero una vez en el aire, el CO2 está más disperso, lo que hace que esta técnica sea más costosa y consuma más energía.
En los dos casos, el CO2 atrapado es transportado e inyectado en reservas geológicas herméticas, como por ejemplo antiguos pozos petrolíferos, para quedar almacenado definitivamente
También puede ser reutilizado para fabricar productos como pastillas de combustibles.
- Situación actual -
La industria de los combustibles fósiles utiliza el CCS desde lo años 1970, pero no con el objetivo de reducir la contaminación.
Originalmente, esta técnica se usaba para extraer petróleo más rápidamente, pero la crisis climática y las subvenciones públicas reanimaron el interés de la industria fósil para emplearla en la reducción de las emisiones, aunque todavía es poco rentable.
Según la Agencia Internacional de la Energía (AIE), a finales de 2022 había 35 empresas comerciales en el mundo que aplicaban esta tecnología, con la que capturaron un total de 45 millones de toneladas de CO2.
La eliminación del carbono en el aire (DAC) es más reciente. Las 18 fábricas que usan este método en el mundo solo extrajeron 10.000 toneladas de CO2 el año pasado, una cantidad que equivale a las emisiones del planeta en apenas diez segundos.
- Una aceleración necesaria -
Para alcanzar el objetivo de cero emisiones netas antes de 2050, la captación de carbono mediante la técnica CCS deberá llegar a 1.300 millones de toneladas anuales de ahora a 2030, es decir, 30 veces más de lo conseguido el año pasado, estima la AIE.
En cuanto al DAC, deberá extraer 60 millones de toneladas de CO2 por año en el mismo plazo.
Aunque ahora parezca inalcanzable, desarrollos recientes arrojan un rayo de esperanza: la primera fábrica capaz de captar un millón de toneladas anuales debe entrar en servicio en Estados Unidos el próximo año.
Pero queda pendiente la cuestión del almacenamiento: la preparación de una instalación puede llevar hasta 10 años, lo que supone un freno no menospreciable.
- Costes todavía elevados -
La técnica CCS implica un coste de 15 a 20 dólares por tonelada si los flujos de CO2 están muy concentrado, y de entre 40 y 120 dólares por tonelada si los flujos están más diluidos.
El método DAC es más costoso: entre 600 y 1.000 dólares por tonelada extraída.
Sin embargo, estos costes deberían caer a entre 100 y 300 dólares por tonelada de ahora a 2050, según un informe publicado este año por el proyecto State of Carbon Dioxide Removal.
- Inversiones masivas -
Leyes recientes en Estados Unidos y Canadá proponen créditos fiscales para incentivar las inversiones empresariales. Corea del Sur y China ya invierten masivamente en estas tecnologías. En la provincia china de Jiangsu se acaba de abrir una fábrica que puede capturar hasta medio millón de toneladas de carbono cada año.
Europa no se queda atrás, con un importante "cementerio de CO2" en desarrollo en el mar del Norte.
Además, numerosas grandes empresas como Alphabet, Shopify, Meta, Stripe, Microsoft o H&M prevén invertir casi 1.000 millones de dólares de ahora a 2030 en compañías que prevén apostar por esta tecnología.
El mes pasado, JPMorgan cerró un acuerdo de 20 millones de dólares en nueve años con Climeworks, firma pionera del DAC con sede en Suiza.