La alfabetización no es solo un derecho humano y un ingrediente clave del desarrollo personal y social, sino también un potente motor de la igualdad de género. Sin educación básica, las niñas y las mujeres no tienen acceso a la información ni a oportunidades de desarrollo personal, lo que puede impedirles participar plenamente en la sociedad y puede consolidar los roles tradicionales de género.
Aunque se trata de una enorme mejora en comparación con las tasas de alfabetización de adultos del 59% (mujeres) y el 76% (hombres) en 1976, la brecha del 6% sigue equivaliendo a 175 millones de mujeres que carecen de una habilidad tan esencial que se considera un derecho humano.
Lograr la paridad de género en la alfabetización es crucial para que las mujeres puedan competir eficazmente en el mercado laboral y contribuyan a sacar a sus comunidades de la pobreza.
Según datos de la Unesco, la tasa de alfabetización de las mujeres adultas en los países de bajos ingresos era del 53% en 2020, frente al 69% de los hombres. En algunos países como Afganistán, menos de tres de cada diez mujeres mayores de 15 años saben leer y escribir, un déficit que podría obstaculizar la igualdad de género durante décadas.