Armenia, Colombia | AFP | viernes 22 de mayo de 2020
Los caficultores alcanzaron a entusiasmarse cuando sus ingresos se incrementaron levemente por la depreciación del peso colombiano frente al dólar estadounidense.
Hasta mediados del año pasado lidiaron con el bajo precio internacional del grano, establecido en la bolsa de Nueva York. El 91% de la producción se vende en el exterior.
Pero "no hay felicidad completa", según Gustavo Echeverry, "porque hay escasez de mano de obra".
"Qué nos ganamos con que esté a buen precio el café si no se está pudiendo coger y los pocos recolectores que hay" son mano de obra "muy costosa", dice a la AFP el productor de 51 años, desde el departamento de Risaralda.
Sus fincas en las montañas del centro-oeste del país necesitan 60 recolectores, pero sólo pudo conseguir 40.
Colombia es el tercer productor mundial de café, después de Brasil y Vietnam, y el primero en café suave, de mayor calidad.
En esta época en el centro del país se recoge una cosecha pequeña (traviesa), pero las fincas grandes ya están en apuros por falta de recolectores.
Si el confinamiento se prolonga después de mitad de año, no habrá suficientes manos para la cosecha principal de octubre-diciembre.
Y cuando los granos sin recoger caen al suelo, atraen la plaga de la broca, una de las principales enemigas del café. "Esperamos que el aumento del precio actual no sea comida de hoy y hambre para mañana", implora Echeverry.
- Higiene en cultivos -
Roberto Vélez, gerente de la Federación Nacional de Cafeteros (FNC), dice que la escasez de mano de obra se está compensando con "personas de las mismas áreas cafeteras, que no son tradicionalmente recolectores de café, pero que por las circunstancias mismas de este encierro (...) hoy están sin trabajo".
Con más de 18.000 contagiados y 650 muertos, Colombia impuso el confinamiento general desde el 24 de marzo, dos semanas después de detectar el primer caso de covid-19.
La FNC asegura que su prioridad ahora es la salud de sus trabajadores. Uso de mascarillas, lavado de manos, desinfección de botas y distanciamiento en los cultivos, son la nueva rutina.
Esteban Cerón, administrador de la finca La Morelia, en el departamento del Quindío (centro-oeste), dice que han implementado protocolos de higiene, pero los trabajadores aún no se acostumbran.
"Uno tiene que estar a todo momento recordándoles", dice.
- ¿Buen precio? -
El café en Colombia da sustento a unas 540.000 familias.
Para la cuarta economía de América Latina representa uno de sus principales sectores de exportación, después del petróleo y la minería hoy venidos a menos por el nuevo coronavirus.
El precio internacional, que en 2019 tocó mínimos de menos de un dólar la libra, se recuperó este año y se negocia a 1,07 dólares en promedio. Colombia recibe una prima de hasta 50 centavos adicionales por la calidad de su café.
Sin embargo, la tarifa actual es menor a la de 1983 (1,40 dólares), recuerda Fernando Morales-De La Cruz, de la organización Café for Change.
Explica que una libra de café verde produce 55 tazas y "los productores están recibiendo menos del 1% de lo que vale una taza en Europa".
"Son ilusiones falsas vender el café a pesos devaluados", afirma el fundador de este emprendimiento de comercialización que busca compensar a los agricultores de regiones pobres.
- Exportación en cuarentena -
Según la Organización Internacional del Café (OIC), el consumo mundial fuera del hogar está disminuyendo debido al cierre de oficinas, cafeterías y restaurantes a causa del virus.
Aunque a comienzos de la pandemia aumentaron las compras en supermercados, es poco probable que sostengan el consumo, agregó la OIC.
Además, "ha habido problemas logísticos (...) entre los productores y los centros de compra, entre los centros de compra y las trillas y entre las trillas y los embarques, y ha habido retrasos de los buques", sostiene de su lado el gerente de la federación colombiana.
En abril la FNC reportó una caída del 28% en la producción y del 32% en las exportaciones.
El directivo se aferra a que "un gran volumen de café salga en mayo, junio y julio" y que al final del año el país no quedé tan lejos del récord que alcanzó en 2019 con 14,8 millones de sacos.
José Ruiz, administrador de la finca Villa Tatiana, está resignado: "Tenemos que aprender a convivir con lo que estamos viviendo (...) No podemos ser ajenos a aceptar la realidad".
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FUENTE: Agencia AFP