Las autoridades panameñas oficializaron hoy en la sede de la Organización Marítima Internacional (OMI), en Londres, su adhesión a un convenio mundial que busca controlar las aguas de lastre de los buques para prevenir la introducción de especies no nativas en nuevos ecosistemas.
El convenio, que busca reducir el impacto ambiental ocasionado por el transporte marítimo, entrará en vigor el 8 de septiembre de 2017, apuntó la institución.
Las aguas de lastre se usan para darle estabilidad a los buques cuando están vacíos o no llevan suficiente carga. Los barcos toman las aguas directamente de las zonas costeras o de los mismos puertos y las expulsan, por lo general, en lugares muy alejados del punto de toma.
Esta técnica, que se usa en la navegación desde finales del siglo XIX, provoca el traslado artificial de especies y el consecuente desequilibrio de los ecosistemas.
Panamá, con más de 8.000 buques abanderados, cuenta con la flota mercante más grande del mundo.