Beirut, Líbano | AFP | 18 octubre 2019
El gobierno de Saad Hariri se enfrenta a llamados a la dimisión, y el primer ministro tiene previsto intervenir públicamente más tarde en la jornada.
Las manifestaciones estallaron tras el anuncio el jueves por parte del gobierno de un impuesto sobre las llamadas que se efectúen a través de las aplicaciones de mensajería internet.
Las autoridades acabaron por renunciar a ella ante la presión popular, pero el hastío se canalizó hacia la situación económica y política en general.
En las últimas semanas, la tensión fue en aumento en Líbano en un contexto de empeoramiento de la situación económica, con temores a una devaluación y escasez de dólares en los mercados de cambio.
La clase política es acusada de corrupción y mercantilismo en un país con edificios en malas condiciones y donde los ciudadanos se quejan de la carestía de la vida.
Al grito de "Revolución, revolución" y "el pueblo quiere la caída del régimen", los libaneses, en su mayoría jóvenes, salieron a la calle inmediatamente tras el anuncio el jueves por la noche de la tasa, una medida que busca generar ingresos para el Estado.
En la capital, los manifestantes bloquearon numerosas carreteras, como la que lleva al aeropuerto internacional en Beirut, quemando neumáticos y contenedores de basura.
Cerca de la sede del gobierno en el centro de Beirut, hubo enfrentamientos entre la policía y los manifestantes que querían tomar por asalto el edificio. Las fuerzas de seguridad lanzaron gases lacrimógenos para dispersarlos.
El viernes por la mañana, los manifestantes volvieron a salir a la calle en la capital y en otras ciudades.
Hariri debe hablar este viernes, indicó la ministra del Interior Raya al Hasan. "Si este gobierno cae, el gobierno que venga no tendrá mejores opciones", declaró en un comunicado.
- Llamado a la huelga general -
Varios responsables pidieron la salida del gobierno Hariri. El influyente político Walid Jumblatt declaró que había pedido su dimisión.
"Nosotros les hemos elegido y nosotros les expulsaremos del poder", lanzó un manifestante por la noche.
"Los que nos une es nuestro nivel de vida que actualmente está destruido", declaró otro.
"Quiero electricidad, quiero que las calles estén iluminadas. Ya no quiero oír más el ruido de los generadores", explicó Dima Hasan, de 42 años.
Líbano experimenta desde hace varios años un deterioro de su economía, que sufre relativamente la guerra en la vecina Siria, y cuyas repercusiones se suman a una corrupción endémica y unas infraestructuras en ruinas.
La deuda pública alcanza más de 86.000 millones de dólares, es decir más del 150% del PIB, tercera tasa más alta en el mundo, por detrás de Japón y Grecia.
El sindicato de funcionarios lanzó un llamado a la huelga general el viernes. Los bancos permanecen cerrados, así como las escuelas y las universidades.
El ministro de Información Mohamad Shucair había anunciado que los usuarios deberían pagar a partir de enero de 2020, 20 céntimos de dólar (18 céntimos de euro) por cada llamada realizada a través de servicios como Whatsapp y Viber, y añadió que esta tasa supondría al Estado 200 millones de dólares al año.
"En Líbano, el precio de la telefonía móvil está entre los más altos de la región", indicó en Twitter la organización de defensa de las libertades digitales en el mundo árabe SMEX.
Líbano se comprometió en abril de 2018 a iniciar reformas durante una conferencia internacional a cambio de promesas de préstamos y donaciones por un total de 11.600 millones de dólares.
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FUENTE: Agencia AFP