Latinoamérica mantendrá los logros de la pasada década de expansión económica si profundiza las medidas de redistribución de la riqueza con nuevos pactos que permitan mejores ingresos fiscales, transferencias económicas a los más necesitados y refuercen la formación de capital humano, afirmaron expertos.
La presidenta del Parlatino y del congreso ecuatoriano, Gabriela Rivadeneira, sostuvo que la región tenía que "recuperar" el impulso de los diversos procesos de integración que quedaron "en pausa" en "la década del boom" iniciada el 2000 y "profundizar los cambios del sistema económico con pragmatismo y una ética de lo público o seguimos igual y volveremos a ser economías primarias".
"Debe acelerarse la creación de la nueva arquitectura de la economía para consolidar los cambios estructurales y evitar los enfrentamientos entre países fomentados muchas veces por las trasnacionales", advirtió.
Sobretodo, respecto a la propiedad de los recursos naturales ante "la codicia" del poder económico que mira que el 40 % del agua dulce del mundo está en Latinoamérica.
El economista ruso Yury Moseykin, decano de la Facultad de Economía de la Universidad de los Pueblos (Rusia), advirtió que "necesitamos sistematizar los procesos para sacar partido de los espacios disponibles" en una realidad en la que la relación Norte-Norte fue trastocada "con la irrupción de China", cuya propia ralentización afecta a Latinoamérica en la actualidad.
"El mundo multipolar del que se habla, no se refleja aún en la realidad, Latinoamérica no es influyente en la nueva configuración política y económica", expresó.
Este mundo en transición, donde los BRICS (países con economías emergentes) eran una señal de la multipolaridad, ve ahora su pérdida de dinamismo y que "el orden mundial pasa por los acuerdos entre China y Estados Unidos".
"China desacelerándose crea más incertidumbre en Latinoamérica, que se ve como regenerándose como una región periférica con una integración no sólida ni versátil, por lo que existe la amenaza del retroceso" que puede devolver a la pobreza a 30 millones de latinoamericanos, de acuerdo con el PNUD.
El "nuevo modelo" requiere que la consolidación del progreso se haga desde el sector público y privado porque "la globalización ha demostrado que no es garantía de estabilidad, se necesita un auténtico sistema de gobernanza mundial y una presencia más dinámica de Latinoamérica en los diversos organismos de la comunidad internacional", explicó.
Para Moseykin se trata "de romper el círculo vicioso, con más educación hay más libertad económica".
Por su lado el economista jefe del PNUD para Latinoamérica y el Caribe, el boliviano George Gray, clamó por la búsqueda de "nuevos consensos" con una agenda común que contemple tanto el consumo como el suministro de servicios a la población en una "era posextractivista" tras el "boom" de la década pasada.
"Dos tercios del crecimiento de la década pasada fue por el consumo" que llevó a la clase media a un grueso de la población y provocó una transformación social y laboral que resulta precaria "ante la caída de la inversión y de los precios de las exportaciones".
Entre 2000 y 2012 el 54 % que salió de la pobreza fue por su ingreso laboral, el 21 % por las transferencias sociales, el 9 % por las pensiones y el resto básicamente por las remesas, apuntó Gray.
"Dos de cada tres empleos se crearon en el sector servicios, que es muy sensible a la desaceleración, que ya lleva cinco años, más dos años de contracción económica en Latinoamérica", sostuvo.
Una "coalición keynesiana no es suficiente", acotó, ante el nuevo escenario en el que se puede perder el 30 % de los 94 millones de latinoamericanos que salieron de la pobreza, por lo que necesita "un nuevo consenso que contemple los empleos, la protección social, la paridad de genero, la calificación laboral, porque más de lo mismo ha probado que no rinde lo mismo".