Panamá 19 de noviembre del 2020.
Viendo el cierre del posible año más raro de nuestras vidas queda encarar el 2021 con fe y fuerza. De la mano de cuidarse a como dé lugar, prevención y educación.
La ejecución de un presupuesto estatal tiene que manejarse con temas prioritarios. Todo lo que no sea prioritario tiene que apagarse.
Tenemos aún oportunidad de concertar planes para evitar el impacto de las suspensiones laborales, de los contratos modificados y de los despidos que se avecinan.
Crear las condiciones para que las empresas asimilen las reactivaciones de contratos sin imposiciones y, de requerirlo, que el estado aporte con la extensión de créditos fiscales, incentivos, subsidios y apoyos.
El cierre de empresas que venían con dificultades desde el 2018 es doloroso pero quizás necesario.
Esos cierres pueden darse de manera ordenada si priorizamos atenciones especiales para que los empresarios en estos duros momentos aterricen sus realidades.
Leyes en materia de re organización de pequeñas empresas podrían aliviar la carga pero depende de mucha voluntad política.
Con desempleo en 25%, informalidad de 800 mil personas y una continuidad de modelos económicos cuestionables, queda la innovación, las alianzas y la colaboración como herramientas fundamentales para subsanar el dolor, la perdida, la desesperanza.
La inversión de los pequeños y medianos empresarios en la subsistencia de sus negocios tiene en su esencia un llamado no rendirse, ni claudicar a pesar de la adversidad.
La demanda agregada es limitada y cuestionada ante el repunte, o el rebrote…o ambos… obstáculos en materia financiera, laboral, manejo de recursos humanos se asoman para crear en tiempos de tormentas una serie de situaciones que eran imposibles de anticipar pero que con espíritu de lucha,empresarial e implacable tesón apostar a que mejores días vendrán y prontamente. Está en nuestras manos hacer, entender y crear como nunca antes. Así con acciones claras saldremos adelante.
FUENTE: Redacción Eco